5 de Marzo de 2018

La noche se pasó lloviendo intensamente y con fuertes vientos que no daban muchas esperanzas. Pero por suerte la lluvia intensa y el aire paró por la mañana. Durante la mañana nos acompañó una ligera lluvia intermitente y otra algo más intensa durante 2 horas.

Este tramo se camina casi en totalidad por asfalto, cruzando varios pueblecitos pintorescos y con un agradable paisaje. Cruzamos varias granjas donde los pocos granjeros parecen indiferentes a la lluvia.

De los 5 que somos, 3 salen del albergue a las 8am, Kseniya y yo tenemos menos prisa. Por el camino cruzamos a uno. Después de casi 3 horas llegamos a un cafe-bar abierto (cosa muy inusual en temporada baja) donde hay otra persona del albergue, un chico ruso que se había cruzado Kseniya antes. Hablamos un rato chapurreando en inglés y seguimos el camino. El chico va más rápido y no tarda en dejarnos atrás.

Seguimos y pasadas las 12 llegamos a Palas de Rei donde yo tenía pensado quedar, pero como es pronto decido acompañar un poco más a Kseniya. En el albergue de Palas me acerco a preguntar por un supermercado a otros 2 peregrinos que están cocinando para un regimiento y, así es, son 2 profesores con sus alumnos de Valencia. Más concretamente de Moncada, muy cerca de mi pueblo, Foios.

Después de comprar comida y cena seguimos el camino hasta Casanova. Aún son las 2pm y Kseniya decide continuar hasta Melide. Son otros 9km. sin albergues abiertos en el medio. Yo decido quedarme, no tengo prisa en llegar.

Hoy Marival me envió un whatsapp diciendo que la canción de Vetusta «Los buenos» le recuerda a mi viaje. Justamente esa canción, de las menos conocidas creo, es la que a mi más me gusta de Vetusta porque me hace recordar a familiares que ya no están. La he tenido en la cabeza durante todo el camino de hoy.

«Ya llegará lo del cementerio
Y solo entonces lo mismo será que no serlo.
Lo sé porque muchos ya se fueron
Y hoy sigo sus pasos al caminar
Y aquí tú y yo,
Solo quedamos los buenos
Nadie nos enseña donde parar.»