18 de Junio de 2018

Nada más aterrizar me subí a un tren dirección a Acre(Akko). La ciudad vieja de Akko está protegida por la UNESCO y es una de las ciudades con más historia de Israel. Por aquí han dejado su huella Griegos, Romanos, Otomanos, Bizantinos, los Cruzados, … Mi hermano que ya estuvo por aquí me recomendó venir, creo que el no vivió el mismo Akko que yo.

Después de llegar al hostel situado en la ciudad vieja me doy una vuelta y lo que veo me parece muy extraño para una ciudad patrimonio de la UNESCO. De hecho, creo que estoy en una feria. Las calles están llenas de gente, ruido, carros de caballos  adornados con luces y llevando a gente por las calles como si estuvieran en una carrera mientras en un altavoz de tamaño gigante suena música árabe-techno-infernal a todo volumen. Los primeros caballos me hacen gracia pero después de una hora me parece insoportable.

Me acerco al la zona del puerto para quedarme asombrado! multitud de gente pasea por aquí y ando esquivándolos para poder avanzar. Escucho música a todo volumen y gente haciendo cola. No solo los caballos, también barcos hacen lo mismo! llenos de luces como en las ferias, música a todo volumen mientras la gente hace cola para subir y el encargado a pleno pulmón hace la llamada para que suban al superbarco. Parece que llegué en alguna semana de fiestas o algo así pero lo único de fiesta que veo son esos caballos y barcos y me parece estresante ese ritmo.

No me quedaré otro día aquí si mañana es igual, eso ya lo tengo clarisimo, mejor me doy prisa en ver lo importante y mover a la siguiente ciudad si esto sigue así. Me acerco a la oficina de información turística que se encuentra dentro de la ciudadela y compro el ticket combinado para entrar a varios lugares, como es tarde compro el más básico que me da acceso a 4 lugares. El jardín de la ciudadela es bonito y dentro no se escucha a los caballos del «chocola»

El primer lugar donde entro y está en la ciudadela es la Fortaleza Hospitalaria y la «Ciudad bajo tierra». Una compleja ciudadela construida por la orden militar de monjes de los Hospitalarios que su principal misión era tratar a los enfermos.

La ciudadela consta de varios edificios y varios niveles, algunos bajo tierra (de ahí la ciudad bajo tierra).

Las partes visitables me parecieron muy bien cuidadas y con detalles de sonidos y vídeos explicando la historia que por allí se vivió.

Esta visita sin duda fue lo que más me gustó de lo que vi en Akko.

Otra de las visitas fue el pasadizo de los Templarios. Aunque básicamente es lo que dice el nombre, un pasadizo que usaban los templarios para moverse rápido entre el palacio y el puerto. No es nada espectacular pero otra vez el detalle de videos explicando historias y el uso del pasadizo lo hicieron interesante para los 20 minutos que se tarda en cruzarlo si miras los vídeos.

La siguiente visita fue un museo de arte Okashi que contiene piezas de un artista Israelí que fue muy importante he leído. No demasiado interesando la verdad. Había otra visita a otro museo que no me esforcé en encontrar y que no vi.

Mientras buscaba algún lugar para cenar volví a pasear por el puerto a intentar buscar algún restaurante junto al mar y cenar tranquilo pero la feria seguía, carros y barcos. ¿Esto no cierra? cené en un kebab cerca del hostel y me fui a la habitación para seguir escuchando pasar los carros de caballos con su música y los gritos de la gente hasta que me dormí esperando que mañana no fuera así. Pero lo fue. Ahí seguían con su música taladrante. Me dí un último paseo y me fui a la estación de tren.

La ciudad vieja de Akko me pareció realmente bonita, con esas callejuelas que te podrían invitar a perderte y descubrir rincones ocultos a la simple vista. Pero por desgracia, por lo que vi y en mi opinión, han convertido el lugar en un parque de atracciones, ruidoso y sucio al que es mejor ir en visita rápida en el día desde cualquier otra ciudad.