3 de Marzo de 2018.

Hoy me he despedido de mis padres y mi hermano hasta dentro de bastante tiempo y alguna lágrima ha caído. Y aunque no me voy a la guerra, ni obligado por una mala situación económica, toda despedida es triste. Me voy a cumplir un sueño para el que me he preparado durante mucho tiempo y que creo que debí haber salido hace mucho tiempo. Pero quizás todo estaba montado para que fuera ahora.

La mayoría se alegran de lo que voy a hacer, otros no terminan de entenderlo, otros me dicen que tengo mucho valor y a mis padres les cuesta de aceptar. Y lo entiendo, porque yo a ellos especialmente también les echaré mucho de menos.

Para mi esta decisión es lo que yo debía de hacer. No es cuestión de valor o de mi profesión me lo ponga «fácil», porque realmente no lo hace, cuando estoy dejando prácticamente todo atrás. Lo que he hecho es lo que debería ser normal. Yo salgo a cumplir un sueño y buscar ser feliz. Me tocará pelear y sufrir y el apoyo de familia y amigos será esencial para cumplirlo.

Mi viaje no será un camino de rosas como uno se podría imaginar mirando las fotos y vídeos de algunos viajeros en Instagram o Facebook. A mi no me patrocina nadie, viajaré solo, conociendo gente donde vaya, buscaré conocer gente local siempre que pueda, principalmente usaré lo que he ahorrado preparando esto, haré algunos trabajos por Internet cuando los tenga y si no, buscando cualquier forma de ingresos, porque un viaje tan largo requiere dinero y sobretodo la ayuda amigable de las grandes personas que espero conocer en el camino. Tampoco negaré que espero que mayormente me pasen cosas buenas, vivir toda clase de aventuras y plasmarlas en fotos y vídeos que hagan que os piquen los pies.

En mi plan original, esta vuelta al mundo empezaba en el punto que fue considerado el fin de la tierra conocida, Finisterre, pero cuando te pones a ver la ruta y lo cerca que queda esto y lo otro y que tengo la oportunidad de ver todo lo que quiera ¿por qué no hacerlo?. Ahora me dirijo hacia Sarria donde haré los últimos 100km. de El Camino de Santiago.

Mientras escribo esto me voy acercando a mi destino, llueve, dejo paisajes nevados atrás por otros más húmedos, con niebla y más lluvia. Un principio duro solo puede hacer el resto más sencillo. Tengo ganas de empezar a caminar.

El viaje ya ha empezado.