25 de Junio de 2018

A la mañana siguiente Daniela habla con una Mujer y su hija (Georgina y Majo), que duermen en su habitación, sobre visitar Bethlehem ese mismo día y Jordania al día siguiente. La idea me parece muy buena y me uno. Subimos a un bus que nos deja en el check point para cruzar el muro. Georgina y su hija Majo son de México y están de vacaciones viajando por varios países. Es de lo más fácil llevarse bien con ellas. La idea primera era ir andando hasta el centro para ver el muro, pero parece que está un poco lejos y vamos en taxi. El taxista nos quiere vender un tour para ver los grafitis en el que no estamos interesados porque andando se ven muy bien, el intenta demostrarnos que están muy lejos y da una vuelta hasta un grafiti en el muro. Fijándome en la vuelta que dio era evidente que recorrió 800 metros para «alejarnos» realmente 200 de donde estábamos y a nuestra re-negativa a hacer el tour de grafitis nos subimos al taxi otra vez hasta el centro. Creo que hay un bus que te acerca más al centro, pero siendo 4 el taxi fue buena idea ya que son 40 minutos cuesta arriba hasta el centro y la vuelta a pies es más asequible para seguir el muro y ver los grafitis.

Llegamos a la basílica de la Natividad, el lugar más visitado en Bethlehem por los cristianos. Varios turistas visitan la iglesia pero no son muchos. La entrada está en reformas y a la derecha un gran toldo blanco de la obra está llena de firmas en el que yo también dejo la mía.

La mayor cola está a la entrada de la gruta de la Natividad.

Pasando una mini capilla sigue una pequeña entrada que lleva al lugar donde nació Jesús, marcado con una estrella de plata y donde todos se arrodillan para tocarla mientras se hacen fotos.

Visto esto hacemos el camino de vuelta pasando por el zoco y el mercado donde las chicas aprovechan para comprar frutas. Los precios aquí son mucho más baratos que en Jerusalem y especialmente en la zona judía. Nos preguntan con curiosidad de donde somos y por supuesto cual es mi equipo favorito Madrid o Barcelona?

Me llama la atención que en las tiendas el juguete estrella son las armas. Me parece la forma más lógica de educar a los niños para solucionar conflictos. Tan lógica como decir respetar a los animales o querer a un perro/gatos como a un hijo y apoyar las corridas de toros. Un pensamiento que me vino.

Seguimos bajando hacia el muro y paramos a comprar algo para comer. Georgina enseguida habla con la gente de la tienda y les pregunta el camino a seguir. En apenas 15 minutos llegamos al muro y empezamos todos a sacar fotos.

Pese a lo lamentable de la idea del muro los grafitis responden de forma pacífica y contundente.

Siguiendo el muro esta la «tienda de Banski», una pequeña tienda llena de sprays de pintura y souvenirs. Georgina compra unas camisetas y el dueño nos hace una explicación de algunos grafitis. A majo la invitan a escribir con spray una frase en el muro.

Mientras seguimos delante de la tienda haciendo fotos aparece un hombre en un coche, el dueño de la tienda dice que es uno de los grafiteros conocidos de la zona. Majo que quiere aprender a hacer video reportajes le hace varias preguntas mientras le graba en vídeo. Este fue el mejor momento del día. Conocer de palabra de la gente del lugar como viven el conflicto.