6 de Septiembre de 2018

Algo que me mata de algunos autobuses más que lo incómodo que es estar 18 horas dentro de uno es que ademas te dejan lejos del centro y estás obligado a ir en tuktuk.

Ya he llegado a Amritsar y busco ese alojamiento gratuito del templo. Esta justo enfrente de una de las entradas del templo , es un enorme edificio blanco del que entran y salen multitud de gente. A pocos metros de la entrada un letrero indica el dormitorio para extranjeros. El sikh conserje me dice que espere un poco hasta que alguien se vaya y deje un hueco libre. Apenas espero 30 min hasta que alguien se va. Este lugar suele estar lleno y a veces no hay lugar libre.

El dormitorio consiste en varias habitaciones modestas con camas pegadas unas a otras para aprovechar el espacio y taquillas para guardar las cosas de valor. Un pequeño cuarto con un grifo, cubo y un lavavo hace de ducha. El baño es común y esta cruzando una plaza en medio del edificio.

Tengo bastante hambre y pregunto dónde está el comedor público. Justo cruzando la entrada delante del dormitorio. Para entrar al templo hay que descalzarse y cubrirse la cabeza. Dejo las zapatillas en el dormitorio y en la entrada hay un cubo lleno de pañuelos para el que no tenga. Me acerco a la cola del comedor, es fin de semana y hay mucha gente.

Conforme vas entrando te dan una bandeja, un cuenco y una cuchara. Somos muchos para entrar y tenemos que esperar el turno. La gente tiene prisa y no le importa apretujarse para no quedarse fuera. Intento hacer unad fotos en la cola pero me dicen que no.

Una vez entras te tienes que sentar en el suelo con las piernas cruzadas. Se forman varias filas para que los repartidores hagam su trabajo rápido. Pasa uno con panes que tienes que recibir con las 2 manos. Pasa otro con un cubo de arroz y te pone, otro con el dal y otro con un carromato muy gacioso con un bidón de agua y un grifo a la altura del suelo para rellenar el cuenco. Abre el grifo mediante un freno en el manillar. Hay que comer relativamente rápido porque hay gente esperando y antes de cada turno limpian el suelo. Cuando sales vas a la zona de limpiar los platos y entregas la cuchara por un lado y el resto por otro. Aquí tanto en cocina como en fregadero hay voluntarios todos los días. Me dicen que dan de comer a miles de personas cada día. No importa que seas extranjero, de otra religión, ¿ateo?, rico o pobre. Todos van a hacer la misma cola , sentarse en el suelo y comer lo mismo.

Después de comer voy a ver el templo. Realmente es dorado. En medio de una gran piscina está el templo recubierto de laminas de oro. En las orillas de la piscina sijes se bañan en las aguas sagradas.

Pio y Juli ya me advirtieron que la cola para entrar al templo durante el día (desde las 4 de la madrugada hasta las 22 de la noche) es enorme. Durante el día tienen el libro dagrado expuesto y a las 22 horaslo guardan y es más fácil entrar. Yo me volví al dormitorio a descansar hasta la hora de cenar que volví al comedor, ahora hay menos gente pero sigue habiendo cola para entrar. No exageran cuando dicen que dan de comer a miles de personas cada día.

A las 22 horas vuelvo al templo. Hay menos gente y ya no veo cola para entrar. El templo es igual de llamativo por el día que por la noche.

Hay gente durmiendo por todas partes, supongo que para madrugar y ser los primeros en entrar. Me acerco al templo y me avisan que no haga fotos. Una veintena de voluntarios se encarga de limpiar todo el templo. Desde barrer hasta limpiar los cristales sin olvidarse de abrillantar barandillas, limpiar los A/C, aspirar alfombras, limpiar lamparas, … Lo limpian todo, cada noche, y limpian con ganas. Me parecio digno de ver al menos una noche si estás aquí.

Sin darme cuenta han pasado 3 días y basicamente los he pasado paseando por el templo viendo la gente, o en uma cafetería. Fui al comedor varias veces al comedor aunque otras fui al McDonald’s, la primera vez por intentar comer carme pero aquí es todo vegetariano, el resto por comer algo diferente a la comida India.

Di alguna vuelta por la ciudad por ver algo más pero después de ver el templo y la vida en el el resto perdió todo interés para mi. Ver, sentir y recibir esa generosidad en el dormitorio y el comedor y el esfuerzo de los voluntarios limpiando el templo me hizo sentir un poco de vergüenza. Incluso fuera del templo vi multitud de voluntarios hombre, mujeres, viejos y jóvenes que limpiaban ladrillos que estaban usando para la construcción o reconstrucción de varias paredes.

Aunque tengo que decir que unos de los elementos sagrados de los sijes es el kirpa, una espada o puñal que aunque no lo deben usar para mal quizás te llegue al oído alguna historia vieja de cuando tuvieron que usarlo y es igual de impactante o más que su generosidad. Curiosos también los otro 4 elementos sabrados: pelo largo, peine de madera, brazalete de hierro y gallumbos de algodón!

Despues de aquí y como no quería ver más ciudades grandes decidí ir a un lugar que me recomendaron, algo diferente a la India agobiante. Hacia el norte esta la ciudad de Dharamshala y McLeod Ganj, la mayor comunidad de refugiados del Tibet y residencia del Dalai Lama. Justamente está ahora en esa ciudad dando unas charlas y podría llegar a tiempo de verle el último día, pero Navjot me insistió tanto que tenía que ver el cambio de guardia en la frontera India-Pakistan y como ver al Dalai tampoco supone algo imprescindible para mi decidí quedarme un día más e ir a ver el show. Toko, una japonesa que llegó al dormitorio se viene a verlo también. Toko está casada pero trabaja 3 meses en Japón de reportera, 3 en New York, 3 en Brasil y 3 meses viajando. Dice que ha estado ya 10 veces en India e incluso habla un poco de hindi. Después de un largo viaje en un taxi compartido y sin aire acondicionado llegamos a Wagah, la frontera con Pakistán. Hay cientos de personas, es todo caótico. Me dicen que tengo que dejar mi mochila en un puesto cutre en el parking porque no dejan pasar mochilas pero me tengo que llevar todo lo de valor porque no se hacen responsables de que alguien pueda abrir el armario ropero de la abuela donde la van a guardar. Llegamos al borde y turistas y locales además de hombres y mujeres tienen que entrar por puertas diferentes. Me cachean y me dicen que no puedo entrar con baterías de la cámara y que vaya a las taquillas que hay allí mismo. Los del taxi son unos listos. Aquí podría dejar perfectamente la mochila con todo dentro.

El espectáculo dura casi 2 horas. Todavía no tengo claro si me gustó. Un militar showman intenta animar al público. Un grupo de mujeres se va turnando para pasear la bandera de India de una forma desoganizada, una militar les grita si no vuelven rápido con la bandera. Música suena y todas a bailar, algunas turistas se les unen.

*algún día pondré estas fotos

Llega el turno de los heroes! La guardia fronteriza! La primera línea de defensa dice su eslogan. Soldados con el uniforme de gala y un sombrero que parece un abanico se preparan y empiezan a desfilar levantando la pierna hasta la cabeza. En el lado pakistani parece que hacen lo mismo.

El show me parece de un nivel profesional a la altura de los playbacks de Artaj cuando yo tenía 15 años, no, no creo que sean tan buenos pero han pasado 2 horas bajo el sol y no puedo dejar de mirar el show. La puerta de la frontera se ha abierto y los soldados de ambos bandos se «enfrentan» en un duelo de baile digno de la hora chanante. Ambos bandos hacen los mismos movimientos de patadas y gallitos para que sus respectivas aficiones lea jaleen. Joder, intento imaginar que pasaría si alguno se desvía un poco en la patada y acaba con su bota en la boca de soldado del otro país. Cuando el sol se pone llega el momento de bajar las banderas y de terminar el show. Si la ida en taxi fue larga la vuelta lo fue más.  Todavía no se si me gustó o no, fue muy interesante para una vez en la vida pero si me obligan a verlo otra vez cruzare la frontera sin visado para que un soldado de Locomia me pegue un tiro.