27 de Septiembre

El billete de avión me salía igual de precio ir directo a Hanoi que haciendo escala en Kuala Lumpur y además mi fantástico hermano me regaló 3 noches de hotel. Es el primer país del sudeste asiático que voy a pisar, aunque de forma muy rápida y solo conoceré una ciudad.

Viniendo de India y Nepal primera impresión que me llevé fue muy buena. Esperaba otra cosa y me encontré una ciudad muy moderna y limpia, una ciudad con una economía potente, con un sistema de trasporte público muy bueno y gente amable.

El primer día planeaba dar una vuelta por la zona del hotel que está bastante bien comunicado con el metro pero llegué algo tarde y poco a poco el cielo se fue poniendo más gris hasta que empezó una gran tormenta y lo único que pude hacer fue ir al Burger King porque en India y Nepal básicamente fui vegetariano, que está muy bien… si lo juntas con un trozo de carne de vez en cuando. A la mañana siguiente me fui a ver las cuevas Batu a las que se llega en tren y además la entrada es totalmente gratuita!. Las Batu es una montaña que tiene unas largas escaleras, varias cuevas y templos. Al inicio de las escaleras hay una estatua gigante de un dios hindú.

Las escaleras fueron pintadas en colores hace poco tiempo y si antes ya era un lugar fotogénico e impresionante ahora con los colores es todavía más llamativo.

Hay monos por todas partes de las escaleras, dicen que pueden ser algo agresivos y te pueden robar si llevas algo de comida aunque cuando yo los vi estaban bastante tranquilos.

Tras subir las coloridas escaleras llegas a un cueva enorme con un templo en su interior y al fondo otra gran apertura a la que suben otras escaleras.

Estás últimas escaleras llegan a otra cueva con una apertura al cielo.

Con las cuevas vistas y por hacer algo de tiempo entré a otras cuevas que hay justo a la salida y que por fuera se ve muy colorido. Aquí si que se paga entrada.

Ciertamente es muy colorido por dentro, lleno de figuras que me parecieron el museo fallero lleno de ninots indultados. No había nadie y lo vi rápido en 15 minutos porque no me interesaban los ninots.

Tras ver las cuevas, aparte de ver otras cuevas donde se paga entrada no hay nada más que hacer y me subí al tren de vuelta.

Cuando llegué al centro el cielo estaba gris pero parecía que iba a aguantar hasta la noche y me di una vuelta por el barrio indio buscando algún lugar para comer. Después de andar 30 minutos me vino justo entrar al primer restaurante que tenía cerca y empezó el diluvio universal. Como esto ya no iba a parar en horas me metí en el centro comercial a pasar el rato y vuelta al hotel.

Para mi último día tenía pensado ir a ver el edificio, o mejor dicho edificios más conocidos de la ciudad, las Torres Petronas. Impresionantes y con los puntos para hacerse la foto marcados para que no necesites pensar. Me hubiera gustado verlas iluminadas por la noche, creo que son más bonitas que por el día, pero con tormenta todas las tardes no me fue posible.

Desde cerca de las torres me subí al monoraiiil, monoraiiiil, monoraiiiiil (capitulo de los Simpsons) para llegar a mi última visita del día y de la ciudad fue otro centro comercial, pero no uno normal! uno que tiene un parque de atracciones dentro!

Y con esto terminó mi visita a Malasia y empezar realmente el viaje sudesteasiatiquense en Vietnam.