29 de Septiembre de 2018

Llegué al aeropuerto de Hanoi y pedí la visa gratis de 15 días. Mientras volaba decidí que lo mejor sería buscar un bus nocturno que fuera ir directamente al norte, a Sapa, y de ahí ir bajando hasta Ho Chi Ming City (Saigon). En el avión tenía de compañera de fila una chica de Hanoi que me ayudó a contactar con la compañía de bus y preguntar si aún tenía asientos disponibles. Tras 6 horas de espera en el aeropuerto mareando a las vendedoras de tarjetas sim terminé siendo tondo y compré una carísima sim que fuera costaría menos de la mitad, pero 6 horas de espera sin  ningún sitio donde ir ni internet es mucho tiempo. El bus llegó y 8 horas después llegué a una lluviosa Sapa.

Ya es 29, es mi cumpleaños.

Son las 5am, y ya hay unas mujeres vestidas con trajes típicos y ofreciendo trekkings y alojamientos en casas locales. Me dirigí al hostel que amablemente me dejaron entrar a la habitación tan pronto. Como el tiempo estaba regulero me acosté 2 horas con la intención de ir a caminar hacía los famosos arrozales. En el hostel también se aloja un español, Manolo, y su novia bulgara, Hhaapp, ellos han contratado un trekking con guía y comida y al final terminé uniéndome a ellos para no caminar solo. En el camino hasta donde empieza la caminata vemos que la ciudad esta llena de las mujeres que ofrecen los trekkings, vendedoras souvenirs, … Estoy cansado del viaje y esto me parece demasiado agobio.

Desde que empezamos la caminata un grupo de mujeres vestidas en trajes típicos nos van acompañando y ayudando al que necesita ayuda para pasar algún punto complicado. Por el camino hacemos varias paradas para descansar y el que quiera comprar bebida y pulseras. La guía me regala una pulserita por mi cumpleaños.

Las mujeres que nos van acompañando todo el camino son muy amables hasta que llegamos al restaurante donde casi termina la caminata y donde ellas, junto a otro grupo de niñas y otras mujeres van uno a uno ofreciendo pulseras y bolsos insistentemente. Hay casi más vendedoras que caminantes. Las mujeres y las niñas emplean sus mejores técnicas para que te den penita.

Ha sido una bonita caminata con un grupo de gente muy agradable.  Manu y Hhaapp con su bonita historia de como se conocieron en el camino de santiago y Steve, un gracioso hombre americano y su novia tailandesa.

Después de la caminata nos acercamos a Cat Cat que parece es muy turístico. Una vez llegamos vimos que no es más que un lugar montado para que el turista se vista con trajes típicos y camine por una calle en la que hay que pagar entrada y sin ningún atractivo (en mi opinión)

Nos han dicho que hay un festival por la noche y salimos a ver que pasaba. En la plaza una veintena de carrozas iluminadas están expuestas y la plaza y las calles de alrededor están a reventar de gente.

Al rato las carrozas empiezan a desfilar por las calles. Son llevadas por grupos de jóvenes que supongo también son los que las han construido. Tienen su gracia y algunas están bastante bien conseguidas. Cada carroza viene equipada con un motor que da energia para las luces y también para los altavoces por los que sale la música techno vietnamita. Si esto fueran las fiestas de Foios además tendríamos un carro cargado de bebida. Un grupo tiene un dragón iluminado y corretean y danzan por la calle.

Manu a comprado un par de diademas luminosas así que celebraremos el cumpleaños haciendo un poco el tonto por estas calles.

Al día siguiente la mañana amaneció bastante gris y viendo que no voy a poder hacer mucho por aquí decidí que lo mejor era tomar otro bus nocturno hasta Ha Long Bay.

Sapa ciudad y alrededores estuvo bien, no espectacular. Quizás con mejor clima o en otra época del año… Pero seguro que recorrer en moto el norte menos conocido sería la mejor experiencia por aquí.