3 de Octubre de 2018

Poco antes de subir al bus a Ha-Long me enteré que podría haber contratado viaje directo a la isla de Cat Ba que es mi destino final y ahorrarme tiempo en buscar un ferri para cruzar. Pero! llegando a Ha-Long el bus paró y llamaron a un pareja de austriacos que iban directos a Cat Ba y yo salté como un resorte y dije que también era mi destino, pasamos las mochilas a un coche que venia a buscarles y nos dirigimos al puerto para cruzar en el ferri.

Llegamos 1 hora antes de tiempo y nos tocó esperar dentro del coche. En un momento el conductor se acerco a un autobus que también iba a cruzar en el ferri y al rato volvió y nos indico que nos subieramos al bus. Supongo que al autobusero le dio igual y el conductor llegó unas horas antes a casa. Creo que a mi la jugada me salió bastante bien porque llegue antes de lo esperando y me ahorre el gasto del ferri.

Ya me habían dicho que Cat Ba era muy turística pero cuando llegué al pueblo de Cat Ba a las 7 de la mañana la primera impresión que me llevé del lugar fue una avenida llena de bares con varios de ellos ya abiertos y con música a todo volumen, y nadie dentro. Más que turística sería una locura de pueblo. Yo me busque un hostel apartado de esa calle y con vistas a la bahía. Nada más llegar al hostel vi que ofrecían una excursión de un 1 por la bahía de Ha Long por 15 dólares no me lo pensé y la contraté para esa misma mañana.

Espectaculares vistas en la bahía con esas montañitas que hace una de las fotos típicas de Vietnam. Lástima que por miedo a que le pasara algo me deje la cámara en el hostel y el móvil tenía muy poca batería.

Para el kayac había que ser 2 e hice pareja con una alemana que también estaba viajando sola. 40 minutos remando por ese lugar se me hicieron cortos y otra vez por miedo y sobretodo porque yo tenia intención de «caerme» al agua dejé el móvil en el barco pero el agua desgraciadamente estaba bastante turbia y sucia y no quise tirarme al agua sin ver el fondo.

El siguiente lugar donde te llevan es a una zona con una pequeña playa, con un agua más limpia, para que nos tiremos al agua y vayamos nadando hasta la playita a pasar otra hora.

Con el viaje entra la comida, básica pero muy buena, y al tener que juntarnos en mesas favoreció que se rompiera el hielo para hablar entre todos.

Para terminar el viaje nos llevaron a la isla de los monos, monkey island, donde hay un grupo de monos, que luego me comentaros que los llevaron allí para hacer gracia al turista que les da comida si no te la roban ellos antes. Un grupo de unos 10 hombres asiáticos se divertían tirándole cosas a los motos u ofreciéndoles cigarrillos para fumar.

La playa de la isla es grande y muy bonita y nos hubiera gustado a todos llegar antes para poder disfrutarla.

En la isla hay una montaña donde con cuidado y equilibrio puedes subir hasta la cima y tener unas panorámica espectacular de la isla.

Y con esto termino la excursión de 1 día, miré también de hacer la de 2 días 1 noche pero el precio pasaba de los 100 euros que me pareció excesivo.

Para el día siguiente, y ultimo en la isla, decidí alquilarme una moto y recorrerla de punta a punta. Lo segundo mejor que se puede aquí. Me marqué en el mapa los puntos más conocidos y los que en el mapa parecían interesantes, no son muchos, y allí que fui. Primero fui a una playa alejada a ver que tal era pero no fue nada espectacular, de hecho las playas aquí ni en Cambodia no son muy espectaculares que digamos, y di media vuelta para seguir la carretera principal hacia los otros puntos.

La cueva hospital. Una cueva oculta a la vista tras la frondosa selva que sirvió de hospital y centro de reuniones de la zona. En la carretera está la boletería y el parking de pago.

A la entrada de la cueva hay un hombre que te hace la guía y te va contando la interesante historia y algunas trampas y escapes que tenían en caso de emergencia.

En la cueva coincidí con una simpática pareja de alemanes que me volvería a encontrar en el parque nacional y nos juntamos para subir al pico más alto de la isla. Antes de entrar hay un restaurante que ofrece parking gratis si luego le compras algo, parece razonable hasta que la bebía cuesta lo mismo que la bebida y el parking juntos en la cueva. El camino hasta la cima es poco más de 1 hora por un bonito camino y una moderada subida hace falta para subir a la cima sin ser excesivamente duro, y yo no es que este muy en forma ahora aunque mi cuerpo atlético diga otra cosa. Las vistas bien merecen la pena.

Los alemanes se fueron de vuelta a buscar playa y yo seguí dirección a un puente muy rudimentario de madera que marcaba el mapa y según unas fotos bastante interesante para unas fotos. Cuando llegue el puente estaba en obras y estaban llenado de hormigón el principio del puente quitándole gracia y no se podía pasar. Ya solo me queda llegar hasta la otra punta de la isla a ver que tal.

Nada destacable realmente y media vuelta al pueblo para subir a la fortaleza. Mi moto dejó de marcar velocidad y deposito al poco de empezar el viaje y cuando llegue al final y abrí el deposito no me quedaba claro si daría para volver y pregunte en varios puestos de carretera el precio de una botella de plástico rellenada con gasolina, pero demasiado caro y el quedarse tirado puede ser parte de la gracia.

Llegué a la fortaleza para la hora de la bonita puesta sol, aunque el pequeño mirador principal ya estaba lleno de gente y no se podía ver nada.

Cuando la gente empezó a irse me pude acercar a sacar unas fotos aunque el efecto de la luz ya no era igual.

Ya era demasiado oscuro para poder ver los restos de la fortaleza bien y me fui.

Por la noche me encontré a los alemanes al restaurante donde iba a cenar y después fuimos a tomar unas cervezas a la calle principal. La moda es inhalar algún tipo de gas, no es el de la risa, que parece da unos segundos de subidón y a los que vienen por la fiesta les encanta pese a que hay un efecto que te desmaya unos segundos. Interesante.

Me gustó esta isla, mayormente porque llegué en temporada baja y no era un Benidorm o un Magaluf. Ahora toca ir a la ciudad.